La última vez que vi a The Divine Comedy fue en el Vida Festival y Neil Hannon compartió una foto mía en sus redes sociales. No es que sea un gran mérito mío también lo hizo con otra foto de mi gran amiga y fotógrafa Susana Godoy, pero me pareció un bonito gesto viniendo de tan inabarcable artista. Y es que el hombre que nos susurra al oído bellísimas melodías transmite, no solo desde su música, sino también desde sus gestos y sus acciones cercanía y una encomiable empatía con sus seguidores.

El próximo domingo 3 de noviembre le tendremos en La Rambleta presentando su último disco Office Politics donde la grandilocuencia y las orquestaciones se tiñen de funk sin dejar de la lado esa épica marca de la casa que si duda nos tiene subyugados sin remisión.